jueves, 3 de abril de 2008

CARLOS MAURO HOYOS: PROCURADOR


La década de los 80 estuvo caracterizada por conflictos, guerrilla, delincuencia común y el crecimiento de los sectores de la droga. Hacia el año 1892, cuando Belisario Betancur subió a la presidencia, en un contexto de violencia, donde el M-19 ha tomado tal fuerza que logra expandirse por los departamentos del Huila y Valle del Cauca. Las FARC, lo que hacen es multiplicar los frentes de acción teniendo ya en 1986 alrededor de 30 frentes. Es por ello, que al finalizar el periodo presidencial de Belisario Betancur, su propuesta pacifista resulto ser un fracaso, y con la entrada de Virgilio Barco al poder, la estrategia cambio. El nuevo presidente trabajo por institucionalizar la negociación, invertir en las zonas de violencia, reforzar la presencia del ejército y la policía y preparar la elección popular de alcaldes, entre otros planes.

La estrategia del presidente Barco estuvo marcada desde el inicio por el PNR (Plan Nacional de Rehabilitación). Este plan busco reducir los índices de pobreza y luchar en contra del narcotráfico, igualmente buscaba orientar el gasto público al área social. Esta estrategia fue una táctica para logar un equilibrio social que permitiera dar una solución viable a la crisis, desde el frente de ataque económico, pues Barco pensaba que reduciendo la marginalidad y supliendo con las necesidades de la gente la violencia cesaría.

Por otra parte, el gobierno de Barco tenía como objetivo dar nuevamente credibilidad por parte de la opinión pública y la sociedad general a las instituciones, por ello afirmaba en sus discursos que lo más importante era la democracia y que el eso lo respetaría.

Durante esa época, fue compleja la identificación de los grupos al margen de la ley, pues no se tenía claro de donde provenían tantas corrientes paramilitares que realizaban atentados, extorciones, torturas, desapariciones, etc. Entonces, la violencia era generada por varias corrientes como el narcotráfico, guerrilla y el mismo ejército.

Hacia el año 1984, la violencia iba en crecimiento, pues el 99% de los asesinatos eran de izquierda y principalmente de la Unión Patriótica. Del mismo modo las muertes y secuestros iban en aumento por las “milicias paramilitares”.

En el año 1987, la guerrilla de las FARC manifestaron el interés por alcanzar la reconciliación, sin embargo, el presidente Barco había cerrado esa posibilidad desde el inicio de su mandato, y luego de un no rotundo por parte del estado las FARC matan a 27 soldados en Caquetá en julio de 1987.

La reforma política del poder municipal que inicio el presidente Betancur, la retomo Barco y esta fue, sin duda alguna, el comienzo del fin del bipartidismo en Colombia. Es así como se empieza a dar más participación a movimientos populares, lo que hace que se amplié significativamente la democracia.

Durante la elección popular de alcaldes, la cosa política su puso aun más grave, fue secuestrado Andrés Pastrana, candidato a la alcaldía de Bogotá y el 25 de enero de 1988 fue asesinado el procurador general de la Nación Carlos Mauro Hoyos, según Los Extraditables por “Traición a la Patria”.

A partir de este hecho, el presidente Barco expidió un rígido estatuto antiterrorista, en el cual mencionaba el derecho y el deber que tiene de defender la democracia, la mención de temas como la reforma al Habeas corpus, la jurisdicción del orden público, el fortalecimiento de la justicia, los proyectos para defender los derechos humanos, el control de helicópteros, el fortalecimiento de las fuerzas públicas y la estrategia internacional contra el narcotráfico entre otros aspectos.

Cada medio analizado en esta tesis arroja resultados ya esperados. Cada diario intenta defender sus intereses y habla de lo que más beneficio les da. Es claro que cada hecho es abordado desde la posición política que tenga, por ejemplo, la muerte del procurador es un evento más que aprovechan para defender la tesis que manejan. Finalmente, queda claro que la objetividad de los medios frente al narcotráfico es nula y nivela los actos de la guerrilla como simple violencia común.

ENRIQUE LOW MURTRA (1939-1991)



Enrique Low Murtra, nació en Bogotá el 23 de marzo de 1939. Hijo de padre alemán y madre española. Inicio sus estudios en Kínder a los siete años en el Liceo Pasteur. Después de la muerte de su madre, la señora María Murtra de Low, en 1949 adquirió una enfermedad reumática que lo llevo a estar dos años en cama. Durante estos dos años, su padre Rodolfo Low junto a la educadora Mercedes Escandón, le dieron clases que después se vieron recompensadas al ingresar al Colegio Campestre, donde paso de segundo de primaria a segundo de bachillerato. Todo esto demostraba el ingenio, la inteligencia y las habilidades de Enrique Low, sobre lo cual Sergio Arboleda dijo: “Desde muy temprana edad Enrique comenzó a brillar con luz propia…su nombre fue destacado entre los demás y su ejemplo fue sometido a la consideración de todos los gimnasianos, quienes comenzamos a admirarlo por serenidad con que tomaba las cosas, por la sensibilidad de su alma y por su extraordinaria dedicación al estudio. Durante sus tres últimos años de colegio y por su inigualable condición de apóstol edificante de la causa social, fue presiente de la “Vasc”, una de las actividades que mas honra al Gimnasio Campestre. En los archivos de la academia literaria del Colegio queda el imperecedero testimonio de sus grandes condiciones de poeta y orador, fue vencedor año tras año de los concursos de poesía lirica y oratoria”.[1]

Enrique Low ingreso a la Universidad La Gran Colombia a estudiar derecho, cuando hacía segundo año llego a la Universidad Nacional donde termino su carrera de abogacía. Posteriormente realizo especializaciones en Derecho Penal, rama que lo apasionaba. En la universidad era un izquierdista-socialista-liberal, como el mismo se catalogaba, donde lo que mas le preocupaba era la suerte de los débiles. Pensaba que lo más importante era crear un sistema con libertad política e intervencionismo económico, que diera pan y educación a la gente, como lo hacían los sistemas sociales de la época, pero que no le quitara sus libertades básicas.

Su vida como servidor público inicio en el año 1970 con el cargo de Jefe de Departamento de Planeación Global, en Planeación Nacional. Posteriormente trabajo como Secretario Económico de la Presidencia de la República en el año 1973. Hacia el año 1974 ingreso como Economista del Banco Mundial. En el año 1976 fue contralor de Bogotá y fue en el año de 1978 fue Vicepresidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI). Para el año 1986 fue Director General del Sena y en 1987, bajo el gobierno del presidente Virgilio Barco, fue nombrado como Ministro de Justicia, donde su labor principal fue luchar contra el narcotráfico, sobre lo cual manifestó: “Es en todo caso extraño que la misma ley que entrega a los narcotraficantes el beneficio pleno de usar cuantiosas fortunas amasadas con el dolor de la patria, obligue a los exportadores de café a entregar la totalidad de su legitima ganancia a las arcas del Fondo Nacional del Café”[2].

Su labor como ministro de justicia fue incesante, su lucha contra el narcotráfico fue igualmente permanente, drástica y sin concesiones. Frente a compromiso como ministro todos sus conocidos coinciden en que su valiente forma de enfrentar los problemas de Colombia, la lucha creciente contar la delincuencia y los otros compromisos que integran la gestión siempre fue una persona ejemplarizante, integra, leal y con mucho carácter. Estos componentes hicieron que el narcotráfico, que durante esta época estaba en “auge”, amenazara contantemente la vida de este hombre e hicieron que en 1988 se fuera a Suiza como Embajador de Colombia.

En Suiza permaneció tranquilamente durante tres años. Allí se dedico a leer y contemplar la vida más fácilmente y sin dificultades. Dedico también mucho más tiempo a su familia y sus nietos, es decir hizo un alto en el camino para dejar las duras jornadas que tuvo como ministro de justicia, pero también extrañaba el trabajar por la paz de Colombia que era algo que realmente deseaba y siempre lo manifestó.

Después de tres años, hacia el año 1991 regreso a Colombia donde se dedico a dictar clases de economía en la Universidad Javeriana y La Sallé. La docencia fue una de sus mayores pasiones y disfrutaba mucho el compartir sus conocimientos, su saber y entender, y muchos de sus conocidos son testigos de su gran claridad para expresarse como maestro.


Tras muchas advertencias de amigos y familiares por haber vuelto a Colombia después de las amenazas lanzadas por el narcotráfico en contra de su vida, Enrique Low transcurría normalmente sin seguridad todos los días por la ciudad de Bogotá, cumpliendo con sus deberes académicos. Fue así y por su anterior labor como ministro que el narcotráfico lo asesino el 30 de Abril de 1991 cuando salía de la Universidad de la Sallé. Muchos de sus familiares atribuyen su muerte a causa de la falta de seguridad y el desamparo del gobierno al que tanto le sirvi
[1] Homenaje al Doctor Low Murtra. Revista Derecho Económico, Vol. 9 No. 17 (1993), pág. 13
[2] Homenaje al Doctor Low Murtra. Revista Derecho Económico, Vol. 9 No. 17 (1993), pág. 14

sábado, 22 de marzo de 2008

JAIME PARDO LEAL: UN LEGADO DE JUSTICIA SOCIAL


No lograron con el crimen los sicarios
Borrar su imagen de valiente capitán
De multitudes que sembrando
Las semillas libertarias de sus perennes ideales
Alcanzarán seguras para el pueblo
Un porvenir de luz en nuestra historia.

Alejandro Gómez Roa Bogotá, Octubre de 2003. A los 16 años de su asesinato.

Un hombre fuerte para defender los derechos de quienes como él vivieron una difícil situación económica y que convirtió las experiencias de su propia vida en motivo de lucha para mejorar tantas injusticias, pues nunca se le olvido quien era ni de donde venia, ese era Jaime Hernando Pardo Leal.

“Si la muerte me sorprende no le tengo miedo, soy un hombre dialéctico, el día que me muera vendrán otros mejores a reemplazarme”. Con esta frase Jaime Pardo muestra lo humano y valiente que era para defender sus ideales con el arma más fuerte que tenía: su vigorosa garganta.

Esa vigorosidad se le veía cuando estaba exponiendo sus ideales frente a las multitudes y también cuando estaba trabajando en una de sus grandes pasiones; el poder judicial, ahí empezó recorriendo un largo camino. Encontró puesto en un juzgado donde desempeñó todos los cargos existentes; fue citador a los veinte años, escribiente, substanciador, secretario y juez municipal a los veintiséis años, todo eso para poder terminar su carrera de derecho en la Universidad Nacional.

Ese deseo de superación no solo lo sentía por el mismo, también por los compañeros de trabajo por quienes luchaba para que tuvieran mejores condiciones laborales, porque ese era Jaime Pardo Leal, un guerrero que tuvo la iniciativa de organizar a nivel nacional el sindicato de los empleados de la rama jurisdiccional (La Asonal judicial), llegando a ser su presidente. En ese inconformismo organizó más de quince huelgas con la consigna por: “La dignificación, modernización, la implementación de la carrera judicial, salarios justos para los servidores judiciales y un presupuesto permanente para el Poder Judicial en Colombia”. Cada que se iba a realizar un paro judicial siempre decía: “Coloquen a Jorge Eliécer Gaitán, la oración del silencio”.

Su vida política la construyó para beneficiar a otros, para evitarles las privaciones propias de los funcionarios de menor jerarquía por las que él tuvo que pasar pero que logró superar para desempeñarse como juez de circuito, juez superior, magistrado del Tribunal Superior y miembro de la Asociación de Juristas Demócratas. Por todas estas cosas su amigo Rafael Galvis lo recuerda “Jaime Pardo fue fundamentalmente una experiencia política que marco al país”.

Marco al país por su vida política y por ser dirigente del movimiento de izquierda Unión Patriótica. La UP fue un movimiento político que surgió como propuesta de las FARC, después de los acuerdos de paz que la guerrilla realizaba con el Presidente Belisario Betancur, en el Municipio de la Uribe Meta.

El veintinueve de agosto de 1985 asumió como asesor laboral de la UP pero eso no significó que dejara de lado la lucha por los trabajadores, después de su nombramiento realizó una gran reunión con dirigentes sindicales de todo el país donde propuso que la UP impulsara la creación de la Central Unitaria de Trabajadores Colombianos - “ CUT”.

Para las elecciones presidenciales de 1986 Jaime Pardo aceptó ser candidato por la Unión Patriótica “Quería que todos los pobres rieran como él de la pobreza que quedaba atrás” dice Gloria Flores la viuda de Jaime Pardo. Buscar una salida al conflicto desde la justicia social era lo que quería “la candidatura es una gran responsabilidad con mi pueblo” dijo en entrevista realizada al periódico Voz.

El respaldo a su candidatura presidencial se lo dieron 328.752 votos alrededor de seis por ciento del total de los votos, además llevó a que la Unión Patriótica sacara: catorce curules, representantes a la Cámara y Senadores. “No ganó, es cierto, pero obtuvo el número de votos que ningún otro candidato popular había obtenido” afirma Gloria Flores de Pardo.

Esa derrota lo incentivo a seguir luchando, por eso en entrevistas después de las elecciones dijo: “vamos a innovar un nuevo estilo en la política colombiana, yendo a las masas, a los sectores más marginados, a los sectores populares, a dialogar y hablar directamente con ellos”. Por que Pardo Leal tenía claro que conocer las necesidades del pueblo era necesario para hacer una política justa y afirmaba “yo no pregunto nunca si un paro es legal o ilegal, sino si es justo o injusto”.

La aceptación que tuvo el movimiento político Unión Patriótica, en las elecciones, generó muchos enemigos que no estaban de acuerdo con esta opción política y los asesinatos de los miembros del partido empezaron a ser más cada vez mas frecuentes.

“A pesar de las amenazas de muerte. Nosotros no gritamos como los condenados del Circo romano: los que vamos a morir mañana os saludan”, sino por el contrario, los que combatimos por la vida aquí estaremos siempre”, con esa rebeldía que lo caracterizaba Jaime Pardo respondía a las amenazas.

Las amenazas se cumplen el once de octubre de 1987 a las 3.30 de la tarde cuando Jaime Pardo Leal, viniendo de su finca cerca al Municipio de la Mesa, es asesinado por varios hombres que le propinaron tiros de metralleta en la cabeza, delante de su hijo, su esposa y sus escoltas. La viuda de Jaime Pardo narra así lo sucedido con su esposo “Jaime Pardo es abatido por sicarios que no lo conocían porque si lo hubieran conocido y oído reír lo hubieran defendido en lugar de disparar contra él”.

En su lucha por tener condiciones justas para los empleados del poder judicial él logró más que eso, llegó a ser reconocido como un hombre sencillo, honesto que dejó un legado de paz y la enseñanza de que los sueños son metas que se pueden cumplir. Tristemente su muerte es recordada por los veinte años de impunidad en los que ha permanecido este magnicidio.

Este asesinato consternó el país, pero su esposa Gloria Flores la mujer que lo acompañó durante treinta dos años fue quien mas sintió su ausencia “A Jaime lo conocí, cuando le faltaban dos años para terminar sus estudios de bachillerato, fui su novia durante ocho años y su esposa durante veinticuatro tuvimos cinco hijos que criamos y educamos enseñándoles a ser correctos porque Jaime Pardo Leal sabía ser correcto”.


“Un día (Jaime Pardo) recibió la visita de un amigo, ya teníamos tres hijos y nuestros ingresos no pasaban de novecientos pesos mensuales. Este amigo le ofreció a mi esposo, a nombre de un tercero, la suma de cincuenta mil pesos para que le diera autorización a un detenido en un caso criminal, que tenía a cargo mi esposo, de visitar a un familiar, el joven juez de veintiséis años de edad no acepto la oferta y perdió al amigo porque Jaime Pardo Leal, era leal al juramento que prestara de ser imparcial al administrar justicia”. Con esta historia Gloria muestra la honestidad de su esposo.

También lo define como “un hombre que sabía reír, me refiero a un ser humano bondadoso, que hacía derroche de ternura, que fue ejemplar como hijo, como esposo, como padre y como amigo, y que tenía un admirable sentido del humor, ironizaba en torno a las cosas más serias de la vida y después se ponía a meditar profundamente y con rigor, lo que le permitía abordar con flexibilidad los problemas sociales que le preocupaban”


Durante su infancia en Ubaque Cundinamarca, su pueblo natal, Jaime Pardo tuvo que superar muchas dificultades junto con su madre Ana Lucia Leal quien se dedicaba a lavar ropa para sacar a sus hijos adelante. Su padre trabajó varios años en el Poder Judicial y sólo lo reconoció como su hijo, por la insistencia de Jaime Pardo para que le diera el apellido, cuando ya era adulto. A pesar de esto cuando su padre muere Pardo Leal dijo “mí padre se manejó muy mal conmigo, casi no me da el apellido, pero que le hace era mí padre y no tengo porque abrigar rencores con él”.

En homenaje a Jaime Pardo, un año después de su asesinato el ex canciller Alfredo Vázquez Carrizosa dijo “Gran educador del Derecho Penal, consejero siempre indicándole a cada amigo que se pusiera a estudiar, lector rápido todos los días, hasta largas horas de la noche y se levantaba bien a la madrugada a continuar con la tarea. Un hombre integérrimo, impoluto, dio su vida por los pobres de Colombia, para que cambiaran las costumbres políticas, hubiera pluralismo, que todos los movimientos y partidos políticos tuvieran acceso a todos los medios de comunicación. Defendió la prensa libre y propuso que hubiera estudio nocturno para todos los sectores populares”.

La humildad de Jaime Pardo generó simpatías en un pueblo sin esperanzas y gracias a ser defensor de la justicia social enamoró multitudes, su legado es historia por haber intentado tener un país diferente, por ser un luchador incansable y por mostrarle a su gente que los obstáculos se pueden superar para ayudar a otros.

RODRIGO LARA BONILLA (1946-1984)


Rodrigo Lara Bonilla, es un hombre recordado por la pasión con la que ejerció su labor como Ministro de Justicia, durante el gobierno de Belisario Betancourt. Durante esta época, Colombia vivió una de las etapas más desgarradoras de su historia. El narcotráfico, que ya había empezado a dar sus primeros frutos, inicio una serie de ataques en contra del estado y de todos aquellos que manifestaran no estar de acuerdo con la mafia y declaran su lucha para acabar con este negocio.

En Colombia existieron dos grandes grupos que lideraban estas organizaciones delictivas y narcotraficantes, uno de ellos era el Cartel de Cali, y otro el Cartel de Medellín encabezado por Pablo Escobar. Este último era quizá el cartel más grande, poderoso y peligroso que pudo existir durante esta época llena de incertidumbre y miedo constante, pues Pablo Escobar no dudo nunca en emprender una guerra en contra del Estado y de aquellos que representaran el Estado justo, luchador y transparente del momento.

Del mismo modo, la mafia durante este momento histórico empezaba a exigir otro tipo cosas, como era un reconocimiento político, por ello querían incursionar en la vida política de cualquier forma, más bien querían sentir y hacer ver a la sociedad que el narcotráfico era mucho más de lo que se imaginaba y que tenía muchos más nexos con la política de lo que la gente pensaba. Pues bien, el narcotráfico y en general el negocio de la mafia llego a tal punto que fue penetrando dineros sucios a las campañas políticas de alcaldes, gobernadores, presidentes entre otros representantes de la política colombiana.

Todo ello sumado al control que lograron sobre las autoridades locales y nacionales, y las constantes amenazas sobre personas civiles, políticos y militares les daba un sentido de pertenencia a la mafia, pues llegaron a tener la capacidad de emboscar sorpresivamente a sus oponentes más fuertes.

Uno de sus oponentes con más carácter fue Rodrigo Lara Bonilla, que desde el ministerio de justicia hizo frente a los narcotraficantes, especialmente a Pablo Escobar, dirigente del cartel de Medellín. Rodrigo Lara siempre fue un hombre muy radical en sus afirmaciones apasionadas y enérgicas en contra del narcotráfico, es por ello que quiero hacer mención de sus más profundas e importantes pronunciaciones:

“He sido amenazado de muerte. No cederé en la lucha contra el narcotráfico. Que tal que el ministro de Justicia estuviera muerto de susto con las amenazas que le hacen. Hay riesgos que se deben asumir en la vida y por eso me he sentido más fuerte que nunca”… [1]

...”Soy un ministro peligroso para quienes están por fuera de la ley…”
[2] “no me han matado porque no les conviene. Contra los asesinos no hay precauciones que valgan. Pero esto hay que seguirlo. El país no puede dejarse dominar por esos bandidos”[3]

Todas estas acusaciones en contra de la mafia hicieron de Rodrigo Lara un hombre blanco de todas las miradas del narcotráfico. Es por ello que muchas veces el anuncia que ha sido amenazado de muerte porque precisamente es eso lo que resulta ser para la mafia: una amenaza, un obstáculo en el camino de la ilegalidad.

Es de esta forma que el narcotráfico, especialmente Pablo Escobar se cansa del ministro y de sus continuos ataques, tanto verbales como físicos (destrucción de los laboratorios en Yarí y Tranquilandia) y empieza a organizar un crimen que le quite la vida a Rodrigo Lara Bonilla.

Su crimen organizado, como se le llamo, inicia con las acusaciones que se le hacen al ministro Lara Bonilla en la Cámara de Representantes, dos días después de su posesión, por la presencia de dineros de la mafia en la política. Al ministro se le acusaba por haber recibido un cheque de Evaristo Porras para financiar su campaña política en el Huila, y como prueba de ello presentaron una grabación en la cual Lara Bonilla sostenía una conversación con Evaristo, en un ascensor, sobre actualidad nacional.
Sin embargo, este hecho no sirvió de mucho, pues el ministro no se retiro de su cargo y lo que hizo este episodio en la Cámara fue aumentar el deseo de lucha contra los grupos traficantes.

Es así como Pablo Escobar y su cartel delictivo y narcotraficante hace efectivo el macabro asesinato de Lara Bonilla el 30 de abril de 1984 a las 7:30 de la noche cuando se dirigía a su casa por la calle 127, cruce con el puente sobre la Autopista, al norte de Bogotá. Su muerte estaba más que anunciada, debido a que ese día en la mañana recibió una llamada del director de la policía, quien le anuncio que se estaba organizando un atentado en su contra y que posiblemente se llevaría a cabo esa semana.

Móviles del crimen: El pago de doce millones de pesos por la ejecución del magnicidio.
Autores intelectuales: Los capos del cartel de Medellín, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”, jefe militar del cartel y muerto posteriormente en un operativo militar. Causas: Porque estorbaba, dificultaba, entorpecía y perseguía la actividad y maquinaciones del cartel en el estupendo y jugoso negocio de embrutecer, idiotizar y en
[1] La República, septiembre 18 de 1983
[2] Frase pronunciada el 27 de agosto de 1983 y citada en El Tiempo el 1 de mayo de 1984
[3] El Espectador, miércoles 2 de mayo de 1984

martes, 4 de marzo de 2008

LOS ANTECEDENTES: JORGE ELIÈCER GAITÀN


La década de 1947-1957 es conocida como la "Era de la violencia", donde se enfrentaban liberales y conservadores por tener el poder ejecutivo, este enfrentamiento no solo se dio entre las elites, también entre los campesinos que defendían su ideología política.

El conservador Mariano Ospina Pérez era el presidente en el año 1946 y durante su mandato tuvo un gobierno de coalición en el cual los liberales estuvieron representados en todos los niveles. Sin embargo, después del cambio de mando hubo estallidos de violencia que se expandieron hasta abarcar la mayoría del país.

Para 1947 los liberales habían escogido como su único candidato a Jorge Eliécer Gaitàn, a pesar de que los incidentes violentos continuaban. Mientras esto sucedía Colombia preparaba la Conferencia Panamericana de abril de 1948, en la cual se gestaría la actual Organización de Estados Americanos (OEA).

El 9 de abril de 1948 al salir de su oficina en Bogotá Jorge Eliécer Gaitán es asesinado y esto termina por aumentar la ola de violencia que vivía el país. Las masivas protestas, y manifestaciones de violencia que generó este hecho es conocido en el mundo como "el bogotazo".


El asesinato de Gaitàn era realmente grave porque en ese momento se encontraba en Bogotá la Conferencia Panamericana, con la presencia de dignatarios extranjeros, incluido el secretario de Estado norteamericano George Marshall. El gobierno para disimular la crisis ante el mundo, declaro que los incidentes habían sido causados por los comunistas provenientes del exterior.


El gobierno argumentaba que los comunistas aliados con los liberales de izquierda habían asesinado a Gaitán con la intención de que la revuelta que provocaría la muerte del líder político sirviera para cubrir un golpe de estado de izquierda. Otra hipótesis sobre la muerte de Gaitàn era que los conservadores estaban detrás del asesinato para librarse de un potencial y peligroso rival.


El 10 de abril de 1948 el Partido Liberal acepta volver a participar en el gobierno sobre la base de una coalición que tan solo duro un año, después de este el numero de incidentes violentos aumento en grandes proporciones hasta que el país se vio envuelto en una guerra civil que duraría hasta comienzos de la década de 1960.


La era de la violencia que comenzó en 1946 y que se recrudeció con la muerte de Gaitán en 1948, sigue siendo una sombra después de sesenta años que estamos próximos a conmemorar.

Para saber adonde vamos es necesario conocer de donde venimos.

viernes, 22 de febrero de 2008

INTRODUCCION

Este blog tiene como propósito recordar a todos los politicos colombianos de diferentes partidos e ideologias. Olvidados por muchos pero que aportaron desde su popularidad o anonimato en la construcción de una historia politica del país.

No sólo es recordar el dia de su muerte, muchas veces violentas, es tambien reconecer su labor destacada desde los ideales que defendian.