sábado, 22 de marzo de 2008

JAIME PARDO LEAL: UN LEGADO DE JUSTICIA SOCIAL


No lograron con el crimen los sicarios
Borrar su imagen de valiente capitán
De multitudes que sembrando
Las semillas libertarias de sus perennes ideales
Alcanzarán seguras para el pueblo
Un porvenir de luz en nuestra historia.

Alejandro Gómez Roa Bogotá, Octubre de 2003. A los 16 años de su asesinato.

Un hombre fuerte para defender los derechos de quienes como él vivieron una difícil situación económica y que convirtió las experiencias de su propia vida en motivo de lucha para mejorar tantas injusticias, pues nunca se le olvido quien era ni de donde venia, ese era Jaime Hernando Pardo Leal.

“Si la muerte me sorprende no le tengo miedo, soy un hombre dialéctico, el día que me muera vendrán otros mejores a reemplazarme”. Con esta frase Jaime Pardo muestra lo humano y valiente que era para defender sus ideales con el arma más fuerte que tenía: su vigorosa garganta.

Esa vigorosidad se le veía cuando estaba exponiendo sus ideales frente a las multitudes y también cuando estaba trabajando en una de sus grandes pasiones; el poder judicial, ahí empezó recorriendo un largo camino. Encontró puesto en un juzgado donde desempeñó todos los cargos existentes; fue citador a los veinte años, escribiente, substanciador, secretario y juez municipal a los veintiséis años, todo eso para poder terminar su carrera de derecho en la Universidad Nacional.

Ese deseo de superación no solo lo sentía por el mismo, también por los compañeros de trabajo por quienes luchaba para que tuvieran mejores condiciones laborales, porque ese era Jaime Pardo Leal, un guerrero que tuvo la iniciativa de organizar a nivel nacional el sindicato de los empleados de la rama jurisdiccional (La Asonal judicial), llegando a ser su presidente. En ese inconformismo organizó más de quince huelgas con la consigna por: “La dignificación, modernización, la implementación de la carrera judicial, salarios justos para los servidores judiciales y un presupuesto permanente para el Poder Judicial en Colombia”. Cada que se iba a realizar un paro judicial siempre decía: “Coloquen a Jorge Eliécer Gaitán, la oración del silencio”.

Su vida política la construyó para beneficiar a otros, para evitarles las privaciones propias de los funcionarios de menor jerarquía por las que él tuvo que pasar pero que logró superar para desempeñarse como juez de circuito, juez superior, magistrado del Tribunal Superior y miembro de la Asociación de Juristas Demócratas. Por todas estas cosas su amigo Rafael Galvis lo recuerda “Jaime Pardo fue fundamentalmente una experiencia política que marco al país”.

Marco al país por su vida política y por ser dirigente del movimiento de izquierda Unión Patriótica. La UP fue un movimiento político que surgió como propuesta de las FARC, después de los acuerdos de paz que la guerrilla realizaba con el Presidente Belisario Betancur, en el Municipio de la Uribe Meta.

El veintinueve de agosto de 1985 asumió como asesor laboral de la UP pero eso no significó que dejara de lado la lucha por los trabajadores, después de su nombramiento realizó una gran reunión con dirigentes sindicales de todo el país donde propuso que la UP impulsara la creación de la Central Unitaria de Trabajadores Colombianos - “ CUT”.

Para las elecciones presidenciales de 1986 Jaime Pardo aceptó ser candidato por la Unión Patriótica “Quería que todos los pobres rieran como él de la pobreza que quedaba atrás” dice Gloria Flores la viuda de Jaime Pardo. Buscar una salida al conflicto desde la justicia social era lo que quería “la candidatura es una gran responsabilidad con mi pueblo” dijo en entrevista realizada al periódico Voz.

El respaldo a su candidatura presidencial se lo dieron 328.752 votos alrededor de seis por ciento del total de los votos, además llevó a que la Unión Patriótica sacara: catorce curules, representantes a la Cámara y Senadores. “No ganó, es cierto, pero obtuvo el número de votos que ningún otro candidato popular había obtenido” afirma Gloria Flores de Pardo.

Esa derrota lo incentivo a seguir luchando, por eso en entrevistas después de las elecciones dijo: “vamos a innovar un nuevo estilo en la política colombiana, yendo a las masas, a los sectores más marginados, a los sectores populares, a dialogar y hablar directamente con ellos”. Por que Pardo Leal tenía claro que conocer las necesidades del pueblo era necesario para hacer una política justa y afirmaba “yo no pregunto nunca si un paro es legal o ilegal, sino si es justo o injusto”.

La aceptación que tuvo el movimiento político Unión Patriótica, en las elecciones, generó muchos enemigos que no estaban de acuerdo con esta opción política y los asesinatos de los miembros del partido empezaron a ser más cada vez mas frecuentes.

“A pesar de las amenazas de muerte. Nosotros no gritamos como los condenados del Circo romano: los que vamos a morir mañana os saludan”, sino por el contrario, los que combatimos por la vida aquí estaremos siempre”, con esa rebeldía que lo caracterizaba Jaime Pardo respondía a las amenazas.

Las amenazas se cumplen el once de octubre de 1987 a las 3.30 de la tarde cuando Jaime Pardo Leal, viniendo de su finca cerca al Municipio de la Mesa, es asesinado por varios hombres que le propinaron tiros de metralleta en la cabeza, delante de su hijo, su esposa y sus escoltas. La viuda de Jaime Pardo narra así lo sucedido con su esposo “Jaime Pardo es abatido por sicarios que no lo conocían porque si lo hubieran conocido y oído reír lo hubieran defendido en lugar de disparar contra él”.

En su lucha por tener condiciones justas para los empleados del poder judicial él logró más que eso, llegó a ser reconocido como un hombre sencillo, honesto que dejó un legado de paz y la enseñanza de que los sueños son metas que se pueden cumplir. Tristemente su muerte es recordada por los veinte años de impunidad en los que ha permanecido este magnicidio.

Este asesinato consternó el país, pero su esposa Gloria Flores la mujer que lo acompañó durante treinta dos años fue quien mas sintió su ausencia “A Jaime lo conocí, cuando le faltaban dos años para terminar sus estudios de bachillerato, fui su novia durante ocho años y su esposa durante veinticuatro tuvimos cinco hijos que criamos y educamos enseñándoles a ser correctos porque Jaime Pardo Leal sabía ser correcto”.


“Un día (Jaime Pardo) recibió la visita de un amigo, ya teníamos tres hijos y nuestros ingresos no pasaban de novecientos pesos mensuales. Este amigo le ofreció a mi esposo, a nombre de un tercero, la suma de cincuenta mil pesos para que le diera autorización a un detenido en un caso criminal, que tenía a cargo mi esposo, de visitar a un familiar, el joven juez de veintiséis años de edad no acepto la oferta y perdió al amigo porque Jaime Pardo Leal, era leal al juramento que prestara de ser imparcial al administrar justicia”. Con esta historia Gloria muestra la honestidad de su esposo.

También lo define como “un hombre que sabía reír, me refiero a un ser humano bondadoso, que hacía derroche de ternura, que fue ejemplar como hijo, como esposo, como padre y como amigo, y que tenía un admirable sentido del humor, ironizaba en torno a las cosas más serias de la vida y después se ponía a meditar profundamente y con rigor, lo que le permitía abordar con flexibilidad los problemas sociales que le preocupaban”


Durante su infancia en Ubaque Cundinamarca, su pueblo natal, Jaime Pardo tuvo que superar muchas dificultades junto con su madre Ana Lucia Leal quien se dedicaba a lavar ropa para sacar a sus hijos adelante. Su padre trabajó varios años en el Poder Judicial y sólo lo reconoció como su hijo, por la insistencia de Jaime Pardo para que le diera el apellido, cuando ya era adulto. A pesar de esto cuando su padre muere Pardo Leal dijo “mí padre se manejó muy mal conmigo, casi no me da el apellido, pero que le hace era mí padre y no tengo porque abrigar rencores con él”.

En homenaje a Jaime Pardo, un año después de su asesinato el ex canciller Alfredo Vázquez Carrizosa dijo “Gran educador del Derecho Penal, consejero siempre indicándole a cada amigo que se pusiera a estudiar, lector rápido todos los días, hasta largas horas de la noche y se levantaba bien a la madrugada a continuar con la tarea. Un hombre integérrimo, impoluto, dio su vida por los pobres de Colombia, para que cambiaran las costumbres políticas, hubiera pluralismo, que todos los movimientos y partidos políticos tuvieran acceso a todos los medios de comunicación. Defendió la prensa libre y propuso que hubiera estudio nocturno para todos los sectores populares”.

La humildad de Jaime Pardo generó simpatías en un pueblo sin esperanzas y gracias a ser defensor de la justicia social enamoró multitudes, su legado es historia por haber intentado tener un país diferente, por ser un luchador incansable y por mostrarle a su gente que los obstáculos se pueden superar para ayudar a otros.

1 comentario:

Juan José dijo...

Algún día este país pagará por los crímenes de intolerancia que nos han retrasado en el desarrollo como sociedad. 4.0